Por Sinai Peña
La madrugada del 17 de diciembre, una celebración en la ex hacienda de San José del Carmen en Salvatierra, Guanajuato, se convirtió en una tragedia sin precedentes. Un grupo armado atacó a los asistentes, principalmente jóvenes, dejando un saldo desgarrador de 12 personas asesinadas, entre ellas, Thalía Cornejo, una figura reconocida en la región por su reinado como Reina de la Candelaria en 2017.
Con solo 25 años y estudiando Psicología en la Universidad Tecnológica de México (Unitec) campus Querétaro, Thalía era conocida por su labor solidaria. Tras los devastadores terremotos de 2017, se unió con amigos para recolectar y distribuir víveres a familias afectadas. Su espíritu altruista se vio truncado en este acto de violencia brutal.
Macarena Becerril, quien también fue víctima en este ataque, compartió esa labor humanitaria con Thalía. Además, se ha revelado que Thalía era familiar de Hannia Cornejo, una de las actuales Princesas de la Feria de la Candelaria, lo que añade un doloroso vínculo personal a esta tragedia.
La lista de víctimas es estremecedora: Galileo Almanza, David Hernández, Irving Ruiz, Antonio Sánchez, Marco López, Emiliano Vargas, Héctor Almaraz, Tadeo Cornejo y Alberto Ramírez se suman a la lamentable pérdida, algunos de ellos relacionados con el grupo Dinastía Cornejo, que amenizaba la reunión.
El llamado de la banda a través de redes sociales para donar sangre al Hospital General de Salvatierra señala la posibilidad de que otro miembro del grupo haya sido herido. Estas circunstancias hacen que el dolor y la conmoción por esta masacre sean aún más insoportables.
Mientras se intenta comprender el motivo detrás de esta atrocidad, la comunidad local y más allá se encuentra consternada y en duelo por la pérdida de vidas jóvenes, llenas de promesas y esperanzas truncadas por la violencia desmedida. La memoria de Thalía Cornejo y los otros once jóvenes permanecerá como un recordatorio de la urgente necesidad de paz y justicia en México.
